Corría el verano del 2003, Melendi estaba arrasando en todas las pistas de baile, los pantalones de campana volvían a causar furor y el pelo a lo Beatles había vuelto para quedarse durante una larga temporada; mientras tanto en un pueblecito perdido en el somontano llamado Lagunarrota, un albañil y pensador (Bobedillas), un electricista (el Litri) y un estudiante (el Silgas), aunando esfuerzos, dieron con un bajo eléctrico, un micrófono enchufado a una etapa de potencia y una pseudo-batería formada por un bombo, una caja y una tapa de estufa de leña, cachivaches con los que se emprendió el proyecto que horas después se llamaría Aigüera.
Los comienzos fueron difíciles, un primer concierto en lo que fue la semilla del LagunaRock, ese mismo septiembre del 2003, confirmaron a Aigüera como una banda de escenario hecha a sí misma, estrenando el Güendenai y el Pakito Chocolatero de 16 minutos, temas que aún acompañan a la banda en sus conciertos.
Tras ese primer concierto, se consolidó la formación actual de la banda, con el Litri cediendo los palos de la bataca a Bobedillas para así colgarse la guitarra y afinar sus cuerdas vocales, el Silgas continuó con sus cuatro cuerdas y su garganta, y nuestro técnico de luces Txernera, abandonó los cables para centrarse en las cuerdas, comprándose una guitarrilla y un amplificador de 15w.
Los años fueron pasando y los pueblos de alrededor nos brindaban la oportunidad de ir a visitarles en sus fiestas y celebraciones, subiendo nuestros instrumentos, hierros, trastes y sentido del humor a escenarios improvisados como remolques de tractor y demás estructuras de estabilidad más que dudosa.Cabe destacar conciertos como el de Lacuadrada (13/2/2004), lugar que no llega a veinte almas, que fue el primer pueblo que después del nuestro nos acogió y al que le debemos nuestro debut internacional. El siguiente concierto fue el de Permisán (24/7/2004), pueblo que ronda los diez habitantes, en donde nos estrenamos como grupo de moda en las verbenas de la redolada al aire libre. Época entrañable y memorable que nuestros familiares más cercanos, amigos muy íntimos, algo parecido al fenómeno fan y nosotros mismos, guardamos con un enorme cariño.
Las hojas del calendario seguían cayendo mientras nuestro estilo se iba afianzando y nos centrábamos en crecer como personas y músicos, versionando con nuestro particular filtro y manera de ver las cosas, los temas de los grupos que siempre nos han molado. Destacamos versiones de Barricada, Reincidentes, Jeannette (nuestro soy rebelde particular que aún nos sigue a todas partes), Agua bendita, Red Hot...
Los conciertos se sucedían en sitios tan dispares como Berbegal, LagunaRock I, II, III, IV edición, Monzón, Peralta de Alcolea, Puertotas “Festibal”, Alins, Azanuy.... y demás lugares cuyos recuerdos y sensaciones nunca dejaremos de lado.
A principios del 2007, Aigüera se lanza a la aventura y comienza a componer temas propios. La temática que empaña las canciones es muy dispar. Están los temas comprometidos con la zona y con la sociedad, temas más cachondos pero de tinte reivindicativo, otros más serios y profundos (como suena esto, ¿no?)... temas para todos los gustos y colores. El estilo de música es inclasificable, ya que un tema puede sonar metal, otro punk, otro death, otro reagge y otro que ni suena que es todo bulla o que nos hemos tenido que parar a mitad que vamos zorros.
La inspiración iba creciendo de la mano del tiempo, hasta llegar a casi la decena de canciones. Canciones que surgían de la aportación colectiva de los miembros de la banda, unos con unas letras, otros con unos ritmillos, musiquillas... llegando a un terreno en el que la banda se sentía a gusto con lo que hacía, realizándose con su trabajo.
Llegados a este punto de inflexión, la banda decide dar un giro fichando como cantante al mítico Popeye, vocal y colíder de la banda montisonense de Punk-Rock Algarada, relegando al Litri y al Silgas a ocuparse de los coros y de sus respectivos instrumentos, dotando a la banda de mayor flexibilidad y dinamismo. Su desgarrada y potente voz se adapta sin problemas a las nuevas composiciones de Aigüera, elevándolas a terrenos insospechados.
El año transcurre con escasos conciertos pues la formación estaba más preocupada en la composición, para lo cual exigía tomarse las cosas con un poco más de calma. Se suceden una serie de conciertos muy buenos, en los que la banda se hace su sitio en las tablas, pero también destacamos otros conciertos que como consecuencia del alcohol las cosas no acaban de salir como estaban ensayadas. Nos quedamos con todos los recuerdos, pues de todo se aprende.
Al echar la vista atrás y ver el éxito que estaban teniendo las canciones propias en los directos, Aigüera toma la decisión de intentar grabar todos los temas en una maqueta. Los medios económicos son escasos, por no decir nulos, para entrar a un estudio, por lo que se plantea recurrir a una grabación totalmente casera, pero no por ello más desmerecida.
Con la ayuda de una mesa de sonido y unos micros para batería, prestados por Algarada (infinitas gracias), conectados a un ordenador con un programa de grabación, el grupo entero se lanza a la inmortalización de la maqueta, iniciando una ardua grabación por pistas, similar a la de un estudio de bien, pero con nuestros escasos recursos.
El grupo sigue trabajando en la edición de esta maqueta de título “El Cierzo que te pega en las Costillas”, la cual no saben cuando verá la luz, ni si quiera saben si la verá, pues queda un largo trabajo, pero... de ilusión se vive y aquí estamos, “pa echarle los cojones que haga falta, joder!!”